Si se trata de una review en YouTube sobre un producto chino, sabes de antemano que esta solo tiene dos finales posibles: o inserte-producto-aquí es lo mejor que nos ha pasado desde el pan de molde, o sirve simplemente para salir del paso.

A esto hay que sumarle que, dado que te inspiras muy fuerte en Apple para elaborar tu línea de productos, estos van a ser comparados con los de la compañía de la manzana sí o sí. Y, como en la mayoría de los casos vas a salir perdiendo, te posicionas entre los reviewers como una alternativa low cost, y posicionas a tus compradores como unos wannabe de manual.

Sí, sí, es chino, ocho núcleos, doce gigas de RAM… le da dos vueltas a tu iPhone, ¡y por doscientos euretes! ¡Si es que hay que saber comprar!

Es por esto que todavía no he encontrado una videoreview que le haga justicia a los Xiaomi AirDots. Todas terminan con una versión de “cómpratelos si quieres unos AirPods pero eres pobre”, o lo que es todavía más estúpido, “no es para audiófilos”.

Y como decía mi viejo profesor de Orientación a Objetos, “nos ha jodido mayo con las flores y enero con las rebajas”. ¿En qué cabeza cabe que unos auriculares que cuestan 25€ al cambio (50€ una vez llegan a Europa) sean para audiófilos?

Sin embargo, son unos auriculares muy competentes para lo que hacen en relación a lo que cuestan. Vamos a ver qué sacamos en claro de ellos.

Un mundo de auriculares

En el último año y medio (y, más concretamente, desde que me fui a vivir a Madrid), tengo la sensación de que no he hecho otra cosa que acumular auriculares. Tengo los que uso cuando estoy al ordenador, los de cuando voy en Metro, los de los viajes en autobús (con cancelación de ruido activa), y los de escuchar podcasts en la cama antes de dormir (que me permiten, por su forma, literalmente planchar la oreja con ellos puestos).

Sin embargo, todos los que uso por la calle (y, sobre todo, en invierno), tienen en mí lo que he bautizado como el “efecto burro”. ¿Sabéis cómo se dirije a un burro? Con las riendas. Al tirar de ellas, se gira la cabeza del animal, obligándolo a corregir la trayectoria. ¿Véis por dónde va la metáfora? Los cables de los auriculares son las riendas, y el burro… bueno, el burro soy yo.

Cuando me desplazo por la ciudad, los cables de los auriculares se han llegado a convertir en una tortura para mí. Se me enganchan con el abrigo y la bufanda, no son lo suficientemente largos como para permitirme girar la cabeza bien, me molestan al apoyarse contra el cuello… y los auriculares Bluetooth unidos entre sí son mucho peores: en cuanto el cuello suda un poco, el cable (normalmente de goma), no desliza al girar la cabeza, por lo que cada pocos minutos me encuentro ajustándolos.

¿La conclusión? Por mucho que me cueste comerme mis palabras, el estilo de auriculares inalámbricos por los que apostó Apple con sus AirPods me parece el correcto. Sí, cuando los presentaron pensé que tenían un aspecto ridículo. Sí, que los presentasen junto a la eliminación del jack de 3.5mm en los iPhone hizo que me pareciesen todavía más una forma de sacar dinero a los incautos. Pero han abierto un mercado muy interesante que sólo puede mejorar con los años. Los auriculares completamente inalámbricos son, efectivamente, el mejor invento desde el pan de molde.

Xiaomi AirDots, calidad dentro de lo barato

Desde que me convencí de que los cables tendrían que ir reduciéndose a una esquina de nuestras vidas, estuve esperando para lanzarme a la piscina a que alguna compañía sacase un look-alike de calidad de los AirPods. Hasta la llegada de Xiaomi, los auriculares inalámbricos se han polarizado entre los que son extremadamente caros para el uso que se les va a dar, y los que son tan baratos que no te puedes creer que tan siquiera funcionen.

New Apple AirPods with iPhone 7

New Apple AirPods with iPhone 7 by Maurizio Pesce licensed under CC BY 2.0

Como ejemplo de los primeros, están los FreeBuds de Huawei, poco más baratos que los AirPods, aunque prometiendo una batería virtualmente infinita. Y en el lado opuesto del ring, con un peso pluma de 25€ para el consumidor europeo, los TWS i10, que tienen los canales izquierdo y derecho intercambiados. ¿Cómo era el refrán? ¿Paga cacahuetes y tendrás…?

Sin embargo, si tuviese que usar un solo adjetivo para describir los AirDots, este sería equilibrado. Si se me perdiesen unos Huawei FreeBuds, tendría que pensar seriamente si merece la pena desembolsar otra vez la misma cantidad para sustituirlos. Y leyendo las reviews de los TWS i10, dudo que hubiese pagado algo por ellos en primer lugar. Sin embargo, si hoy se me perdiesen los AirDots, no dudaría en comprarlos una segunda vez.

Batería

Uno de los principales aspectos por el que me preguntan mis amigos es por el de la batería. El fabricante promete cuatro horas en estéreo, y, francamente, me lo creo. Y digo que me lo creo porque todavía no he podido comprobarlo: el máximo tiempo que los he usado ha sido dos horas y media, y consumieron alrededor de un 60% de batería.

Muy difícilmente vas a agotar alguna vez la batería de los AirDots.

Este el principal argumento que esgrimo cuando sus detractores aseguran que cuatro horas de batería no son nada para escuchar música: nunca vas a utilizar estos auriculares cuatro horas seguidas. Son para utilizar por la calle o en el gimnasio: si estás delante del ordenador, en el sofá de tu casa, o en la biblioteca, seguro que tienes opciones mejores con cable. Y además hay que tener en cuenta que su caja es la forma de cargarlos. Cuando no los estés usando, van a estar recargándose, por lo que es muy seguro que cuando te los vuelvas a poner, vuelvan a estar al 100%.

Caja

En cuanto a la caja, es muy difícil opinar sobre algo con lo que solo vas a tener que lidiar cuando sacas y vuelves a guardar los auriculares. Supongo que no es tan premium como la de Apple, pero tanto el cierre como las sujecciones magnéticas funcionan bien. Nunca me he encontrado ni la caja abierta, ni los auriculares sueltos dentro de mi mochila.

La caja, con forma de pastillero, no es más que una caja. No tiene por qué ser premium. No hay por qué darle tantas vueltas a todo.

En el mundo de dongles en el que vivimos, habría sido un buen detalle que incorporase ya USB tipo C para recargarlos, por minimizar el número de cables que me veo obligado a transportar en la mochila, pero es un detalle menor teniendo en cuenta que, volviendo al tema de la batería, la caja debería aguantar un día completo sin problemas aunque no dejemos de usarlos.

Sonido

No es para audiófilos. Vaya, que hemos descubierto Roma con esta afirmación. Desde luego, no son para que te sientes en tu mullida butaca en el silencio de la noche a escuchar tus FLAC de The Dark Side of the Moon mientras te ruedan las lágrimas por las mejillas, pero tampoco es como para que no puedas distinguir perfectamente el “there’s no dark side of the moon really” al final de Eclipse.

Xiaomi AirDots

Si no te has gastado antes cantidades del orden de tres dígitos en unos auriculares o cascos de diadema, difícilmente vas a notar la diferencia con lo que sea que estés usando ahora mismo.

Con lo que sí puedo tener una queja es con la calidad y posición de los micrófonos. Si los utilizas para llamar, tu interlocutor te va a escuchar, pero va a pensar que estás haciendo parapente. Debido a la forma de la oreja, el efecto de cualquier pequeña brisa se multiplica contra el micrófono, por lo que en este aspecto sí podemos decir, con todas las de la ley, que son para salir del paso.

Sincronización

La sincronización de los auriculares con el emisor Bluetooth es MUY rápida, pero no siempre es perfecta. En más de una ocasión sólo se sincroniza el auricular derecho, y la única forma de forzar al izquierdo a que haga lo mismo es guardarlo y volverlo a sacar de la caja.

Además el izquierdo, de vez en cuando (muy, muy de vez en cuando) pierde la conexión durante un par de segundos, en los que pasamos a escuchar el sonido en mono mientras se recuperan del fallo.

Una vez hicieron eco.⠀
⠀Una vez hicieron eco.

Para colmo de males, además de con la fuente Bluetooth, los auriculares se tienen que sincronizar entre sí para emitir al mismo tiempo. De hecho, conseguir esta sincronización fue uno de los motivos por los que se retrasó la producción en masa de los AirPods. En cuanto a los AirDots, en solo una ocasión me he encontrado con que ambos se desincronizan, produciendo un efecto de eco muy desagradable. Por suerte, arreglarlo fue tan sencillo como pausar el sonido usando el control táctil, y, al volver a tocar, se resincronizaron.

Lo que me lleva a…

Controles táctiles

Son la mierda. No tengo otra forma más educada de describirlos. Desde que tocas (si aciertas) hasta que el gesto se registra, tarda una eternidad. Y, en realidad, no es un problema de hardware, sino de software. En Xiaomi decidieron que el gesto de Play/Pause fuese un toque rápido, y el asistente virtual fuese dos toques rápidos. ¿Qué es lo que sucede? Que tras el primer toque, se quedan esperando a registrar el segundo, introduciendo un retraso innecesario si el asistente se hubiese vinculado a una pulsación larga.

Esto provoca, sumado a que de por sí no registran muy bien los gestos, que pausar y continuar la reproducción desde los propios auriculares sea un suplicio y termine casi siempre echando mano del teléfono. Y si ya le añadimos el efecto “túnel de viento” del que hablé en el apartado de sonido, despídete de usar Google Assistant por la calle. Tardarás menos en sacar el teléfono y hacer lo que sea que necesites hacer usando las manos, como un peasant del medievo.

Conclusiones

Cómpralos. Por 50€ no vas a encontrar nada mejor. Son cómodos y funcionan bien (que no excelente). Y, si los auriculares completamente inalámbricos te convencen, en el futuro puedes dar el salto a algo mejor. Pero si sueles escuchar música o podcasts cuando caminas por la calle, o mientras haces deporte, no creo que los AirDots te decepcionen.

Para mí, ya es obligatorio echármelos al bolsillo cada vez que salgo de casa.